Era 1948, cuando al lado de la fructífera Fábrica de Licores del Tolima, crecía un pequeño barrio, que emergía de los trabajadores y nuevos habitantes que compraban terrenos de la gran finca el Arado, eran solo unos pocos hombres humildes, sin escuela, sin iglesia, sin salud.... Era 1948, cuando se incendió la Fábrica y fue del terror y el fuego que nació la esperanza.
Para las peores derrotas están las mejores recompensas y la junta de acción comunal con los pocos habitantes que tenía transformó la desolación en mejoría, felicidad y arte. Con los devastados terrenos que se quemaron de la fábrica se construyó un teatro, un puesto de salud y una escuela, con la mejor sonrisa, se gestó un folclor del que orgulloso se coronó ganadora la dulce y tierna Lucrecia, como reina municipal.... Eran tiempos de 1948, que recuerda a viva voz los que viven en el Arado.
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